Por lo cual, el Faraón se sintió potencialmente amenazado por una posible rebelión. Y ordenó a las parteras hebreas asesinar a todo varón que naciera. Y se ordenó tirar al Nilo a los niños menores de tres años.
Una madre vió que su hijo era de buen parecer y que cuando grande iba a ser muy guapo, construyó una canasta para lanzarlo a su suerte en el Nilo.
Dios dispuso que la hija de el Faraón lo encontrara mientras ella se bañaba con sus siervas en el rio. Lo encontró y ella le puso por nombre: Moisés. Que significa sacado de las aguas.
Se crió en la realeza, creció siendo tratado como un príncipe. Cuando lo venían venir, sus criados y siervos se inclinaban.
Llegó a recibir tanto de su nueva familia, que sin lugar a duda logró tener una fortuna incalculable.
Pero a lo que quiero llegar, es que siendo Moisés hebreo, nada de sangre egipcia, recibió buenas cosas de sus padres adoptivos. Creció entre fama y lujo. Le dieron de todo.
Jesús dijo:
"-Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan."
Moisés "tuvo suerte" al salir de una descendencia de esclavitud a ser príncipe de un imperio. Fueran las buenas dádivas que sus padres adoptivos le dieron, una educación de calidad y sobretodo mucha comodidad apesar de que no era egipcio.
A lo que Jesús recalca, como humanos sabemos dar cosas buenas, tenemos compasión a nuestros hijos, a nuestra familia, incluso algunos que son más buenos que otros dan buenas dádivas a conocidos y desconocidos.
Pero, ¿no es Dios mucho más que nosotros? ¿No tiene Dios más amor a la humanidad que un hombre a sus hijos?
Nosotros entramos en un conflicto de tener miedo a pedirle a Dios lo que necesitamos. Pero como Dios es el Padre de nosotros (Salmos 23:1) Él nos puede dar lo que quisiéramos si lo pedimos.
Pero hay otra condición...
¿Nos portamos bien para merecer pedirle a Dios?
Bendiciones.
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